Manifestación de cristianos en Lahore después de un reciente atentado islamista.
PAKISTAN.-(AGENCIALAVOZ) Estados Unidos anunció este jueves la inclusión de Pakistán “en una lista de observación especial por sus graves violaciones a la libertad religiosa”, además de mantener activas sus sanciones a China, Irán, Corea del Norte, Birmania, Eritrea y Sudán por el mismo motivo.
Poco después del anuncio, Washington dio a conocer la suspensión de la mayor parte de su ayuda de seguridad a Pakistán hasta que Islamabad “tome medidas decisivas” contra grupos terroristas como los talibanes que “desestabilizan la región y amenazan al personal de EEUU”.
El ministerio de Exteriores paquistaní calificó hoy la suspensión de la ayuda como “contraproducente” para hacer frente a las amenazas comunes y afirmó que espera detalles acerca de la medida.
Estas decisiones de Estados Unidos llegan después de que su presidente, Donald Trump, publicara el lunes un duro mensaje de Twitter en el que acusaba a Islamabad de “mentiras y engaños” y de “dar refugio a terroristas”.
La afrenta del régimen paquistaní más publicitada contra la libertad religiosa es también la más sangrante: la llamada «ley de la blasfemia», que permite a tres musulmanes ponerse de acuerdo para encerrar en la cárcel o condenar a muerte a un cristiano si es acusado de haber insultado a Mahoma o al Corán. El caso de Asia Bibi –la cristiana paquistaní condenada a la pena de muerte por beber de la misma tinaja que sus vecinas musulmanas– es el icono del martirio cotidiano de los cristianos.
En los barrios cristianos de Lahore, y en los de otras ciudades de Pakistán donde viven fieles de minorías religiosas no musulmanas, la vida es más difícil desde que el Gobierno de Islamabad se ve obligado a apoyarse en los partidos islamistas para mantenerse en el poder. Las pocas voces prominentes que -en el interior del régimen- se levantaron en favor de las minorías religiosas fueron eliminadas, en actos terroristas celebrados luego por conocidos líderes del país.
Los testimonios de los cristianos paquistaníes han hecho finalmente mella en Washington. Si salen de los guetos tienen dificultad para encontrar trabajo por no ser musulmanes; si trabajan, tienen que utilizar una cantina aparte para no contaminar a sus compañeros mahometanos; si la empresa tiene dificultades, serán los primeros en irse a la calle. Sus hijas no están obligadas por el código de vestimenta -como en Arabia Saudí o en Irán– pero se ven tildadas con frecuencia de «prostitutas» por no portar el velo musulmán.
EE.UU. y Afganistán han acusado a Pakistán durante años de dar refugio a la facción talibán Red Haqqani, que atenta contra tropas afganas y estadounidenses, una acusación que Islamabad niega.